Wednesday, October 22, 2014

‘Yosoyred’ y el mapa de las desapariciones de un país “en guerra”


El mapa de los desaparecidos en México.
El mapa de los desaparecidos en México.
MÉXICO, D.F. (apro).- En julio de 2013, la hermana de Marc Ménard envió un correo en el que pidió ayuda a la página Yosoyred desde Montreal, la provincia francófona de Canadá. La mujer estaba desesperada: llevaba tres meses sin noticias de su hermano, Marc, desde que éste ingresó a Tamaulipas, la última etapa del viaje que realizaba cada año a México y que consideraba como un “reencuentro personal”.
Impactado, el fundador de la página, Alberto Escorcia, publicó en Twitter una campaña con el lema “Por Marco y Todos Los Desaparecidos”. De pronto, familiares de personas desaparecidas empezaron a participar, a tal punto que el eslogan se volvió viral y rebotó entre los usuarios hasta convertirse en el más abordado de la red social.
“Durante un tiempo, todos los familiares dedicaban una parte del martes a subir fotos e información de sus cercanos”, recuerda Escorcia en entrevista con Apro, sentado en un café del centro histórico de la Ciudad de México.
Ante la creciente proporción que tomaba el movimiento, al activista se le ocurrió adoptar una estrategia que había aprendido en España, cuando cubría el Movimiento 15 de Marzo como bloguero: Crear un mapa interactivo en el que aparecerían los nombres, datos y fotos de las víctimas de desapariciones.
“Los mapas son muy potentes porque permiten ver la magnitud de un fenómeno”, detalla al precisar que el mapa que utiliza fue desarrollado en Nigeria y ya resistió a cuatro ataques cibernéticos en México.
El éxito fue brusco e inesperado. Durante la primera semana recibió más de mil 500 fichas sobre personas desaparecidas. Con un equipo de 15 personas, todas voluntarias, se dedicó a ordenarlas, verificar los datos mediante un rastreo en las procuradurías locales y las organizaciones de la sociedad civil –y, a veces, a través del contacto directo con las familias.
“Es muy duro capturar las fotos de los desaparecidos e ingresar sus datos, ver sus rostros”, asegura el activista. De repente le invaden la impotencia y el dolor, admite.
“El mapa, que cuenta con el rostro y el nombre de cada desaparecido, enseña que no son cifras, sino que hay familiares que los están llorando”, insiste y advierte que “ellos te dicen que la angustia del desaparecido es peor que la del fallecido”.
Sobre la versión actual del mapa, la ciudad de San Fernando, en Tamaulipas, se encuentra manchada de puntos negros. Éstos señalan las fosas descubiertas, y sus montones de huesos enterrados.
En su versión anterior, cada desaparecido aparecía en el mapa como un puntito rojo. Ahora en la visión lejana de México sólo aparecen círculos del mismo color, que indican el número de desaparecidos por entidad federativa. “Eran demasiados” los puntitos rojos, explica.
Un tipo de Wikileaks
“De pronto se volvió imposible de manejar y la carga de trabajo hizo que la gente involucrada se fuera yendo”, recuerda. “Yo ingresaba entre 100 y 115 fichas por día”, acota.
En febrero pasado, Escorcia se quedó solo con otra activista en el proyecto. Ambos tenían la misión de poner orden y ubicar en el mapa los casos de más de 22 mil 300 desaparecidos registrados en su base de datos –de las cuales ya verificó 10 mil–. “Y sigue llegando más información”, lamenta.
“Pensaba que iba a ser fácil, tengo mucha fe en las redes y en los procesos colaborativos. Resultó que no lo fue, pero creo que todo se puede resolver”, confía.
Por lo anterior, lanzó el 22 de septiembre una campaña de financiamiento por Internet, llamada Hagamos visible la guerra en México para detenerla. Su objetivo es juntar un poco de dinero para cambiar de servidor y darle fluidez a la consulta del mapa.
Asimismo, quiere dedicar parte de la recolección en contratar a un equipo que se dedicaría a ingresar las fichas, lo que “también aportaría un apoyo psicológico”, añade.
A largo plazo quiere constituir el mapa en asociación civil y devolverlo al dominio público, con un equipo de planta que formaría los usuarios a la verificación. “Quiero salir del proyecto, que gente tenga el control de él, como una respuesta colectiva o, más bien, una institución ciudadana”.
“Un tipo de Wikileaks de los desaparecidos”, resume.
Y no solo esto: también tiene la idea de crear un nuevo mapa. Éste ubicaría los fallecidos.
La guerra
“Mira”, dice al reportero apuntando con el dedo un gráfico disponible en la página. “Esto es el historiograma de las desapariciones que tenemos registradas”. Al terminarse la línea cronológica, la curva que representa el número de víctimas se dispara, fríamente. “2010”, señala.
Según su fundador, el mapa es un “acta de desobediencia civil”. Explica: “Yo digo que hay una guerra en México, vivimos una guerra civil y económica sin bandos definidos”, una “guerra de subcontratación, como lo vimos con los Guerreros Unidos en el caso de Ayotzinapan”.
Por lo anterior, Escorcia considera su desempeño como un “trabajo necesario”: él de documentar el presente, este nuevo tipo de guerra”.
Y anticipa: “Cuando haya más madurez política en el país, se trascenderá a los partidos, habrá un proceso de paz como en El Salvador o en España. El Estado, a nombre de todos los gobiernos, ofrecerá una disculpa. El país desterrará las fosas. Y tendrá que revivir lo que ocurrió en este momento”.
Mientras viajaba en un camión quedó fascinado por una película en las pantallas de los asientos. La cinta trataba del Vel d’Hiv, un estadio en el centro de París que sirvió de campo de concentración de los judíos atrapados por la policía, previo a su deportación a los campos de trabajo y exterminio.
Por lo tanto, el mapa, abunda, permite hoy ser testigos de la historia “para poder contarles a los niños que nos preguntarán qué pasó, y tener algo que decirles”.
“Tecno-política”
Yosoyred, y su página LoQueSigue, nacieron el 1 de diciembre de 2012 a raíz de las represiones policiacas de las marchas que se llevaron a cabo para protestar contra el regreso del PRI a Los Pinos. En ese entonces Alberto Escorcia, estudiante en diseño gráfico en la Universidad Autónoma de México (UAM) durante el sexenio de Ernesto Zedillo, se desempeñaba como “periodista ciudadano” para la página Pateando Piedras.
Durante los movimientos cívicos en Irán y Egipto –en 2009 y 2011– entró en contacto con los revolucionarios y activistas, experiencia que completó con su visita a España durante los movimientos sociales. Ahí empezó a comprender sus formas de organización a través de mapas interactivos o de las redes sociales, lo que llama la “tecno-política”.
Después de la creación de la página, Escorcia empezó a investigar acerca de las redes de “bots”, estas cuentas virtuales que utilizan los hombres políticos y las marcas para mejorar su imagen en Internet, o para difamar a sus adversarios.
Recientemente, la organización Artículo 19 publicó un informe sobre la red de “bots” que utiliza el gobernador priista de Quintana Roo, Roberto Borge Ángulo, para glorificarse y agredir a los periodistas que critican su gestión de la entidad.
En junio de 2013, Escorcia logró entrar en contacto con algunos “hacktivistas” de Anonymous y los entrevistó. Publicó en su página los métodos que utilizó el grupo para denunciar y exponer a la luz a integrantes de Los Zetas en Ciudad Acuña, Coahuila.
–¿La reforma de las telecomunicaciones podrá afectar a la página en algún momento? –pregunta Apro.
–Tengo mucho miedo de que me la cierren. Esa ley es imposible de aplicar a escala masiva, pero sí sobre cosas enfocadas, como siempre lo han hecho.

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