Tuesday, March 01, 2011

¿Pueden el PRD y AMLO ganar en 2012?



Marco Rascón
 
 
Así como van, no. La primera razón es porque caminan sobre viejos y nuevos errores, y los que generan los conflictos internos son incapaces de asumir sus responsabilidades.

La propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas para que Andrés Manuel López Obrador dirija al PRD de manera formal no parece una ironía, sino un llamado a construir. Las ventajas para el movimiento que representa López Obrador serían:
 
• Cambiar la correlación de fuerzas dentro del PRD, en favor de su movimiento.
 
• Fortalecer su proyecto de alianzas con PT y Convergencia, agregando la base del PRD que dice representar.
 
• Sería un golpe de timón y, en vez de luchar alejándose (pidiendo permiso), como los boxeadores, sería metiéndose a dar la batalla adentro y en corto.
 
• Aseguraría el registro del PRD para imponer desde la estructura misma del partido y con su movimiento las candidaturas del estado de México, Nayarit y Michoacán en este año, lo cual le aseguraría su candidatura presidencial para 2012.
• Siendo presidente del PRD el 19 de marzo de este año, López Obrador tendría casi el mismo poder de 2005, cuando impuso a Leonel Cota, y no tendría problema para nombrar un interino.
• Se acabaría la política cupular y no habría ya intermediarios ni pretextos para enfrentar directamente, con el PRD bajo su control, a Carlos Salinas y a Felipe Calderón.
• Si López Obrador decide ser presidente del PRD, habría unidad en torno a él y sus propuestas, pues tendría partidos y movimientos.
Al rechazar esta propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas, queda como reflexión cuáles son los objetivos de López Obrador respecto del PRD.
La historia nos dice que nunca hubo empatía de él con el partido, ni en tiempos de su gestión como presidente. Fue él quien optó por imponer a Jesús Ortega como su secretario general en contra de Pablo Gómez, que lo acompañaba originalmente en la planilla.
Fue él quien estableció la alianza con Ernesto Zedillo (La Jornada, 3/6/96 y Proceso, 1023, 10/6/96, artículo de Heberto Castillo denunciando esta alianza), de donde surgió la “ transición pactada ” con el PRD que él encabezaba. El 1º de septiembre, en el informe de gobierno, Zedillo anunciaba la estrategia de rescate bancario por conducto del Fobaproa, la privatización de Pemex y Ferrocarriles Nacionales de México, sin que hubiese posición en contra por parte de los dirigentes del partido.
Fue él quien renunció de manera anticipada luego de la anulación de las elecciones entre Jesús Ortega y Amalia García, dejando un partido confrontado y al garete. Tiempo después, fue él quien nombró a Jesús Ortega su coordinador de campaña en 2006.
Fue él quien prefirió que la defensa electoral no fuera del PRD, sino por “ comités ciudadanos ” . Fue él quien acompañó en cada mitin a César Raúl Ojeda su candidato impuesto a gobernador en Tabasco, perdiendo en octubre lo que había ganado en julio de manera contundente y que fue considerado como un apoyo “ envenenado ” , pues hizo aparecer a Ojeda como su simple marioneta. Aún no hay balance de por qué se perdió esa elección.
Fue él quien impulso, mediante Leonel Cota, la candidatura de Ana Rosa Payán para Yucatán, panista de abolengo y ultraderechista reconocida por feministas y demócratas del sureste. Finalmente fue él quien decidió que su sucesor en el Distrito Federal fuera Marcelo Ebrard y no Alejandro Encinas. ¿Por qué Ebrard no fue el interino y Encinas el candidato?
La propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas es la de un político actuante, consciente de sus derechos a debatir, reflexionar y proponer, no subordinado a los fraccionalismos actuales del PRD. Le hace la propuesta a un compañero de partido convocándolo a construir y salvar al PRD, no sólo en lo ideológico, donde ahora dice estar centrado López Obrador, sino también en lo político, lo legal y lo organizativo.
El rechazo a bote pronto de López Obrador a la propuesta, luego de la historia y los antecedentes, es que pareciera que el fin no es luchar por el rescate del PRD y sus principios, sino destruirlo y tratarlo como un instrumento del enemigo. Ésa es una diferencia de fondo con Cuauthémoc Cárdenas, quien, pese a todo, ha sido un defensor del PRD como obra histórica y colectiva de la izquierda, no personal. En la campaña de 2006 no lo querían cerca; luego, en el conflicto poselectoral, lo quisieron hacer responsable y reclamaron su apoyo, cuando antes la soberbia les dictó el rechazo.
Así como va, la propuesta lopezobradorista en el estado de México pareciera suicida, pues Alejandro Encinas deja vacante la coordinación legislativa, representa un candidato bueno en una campaña mala, pues al final Peña Nieto y el PRI lo esperan con las pruebas de su inelegibilidad, pues es diputado por el DF y sólo un priísta, el presidente municipal de Texcoco, podría darle la residencia, como un acto de discrecionalidad y benevolencia.
Por otra parte, Alejandro Encinas podría ser una opción de primera línea para ser presidente del PRD el 19 de marzo, pero el mismo López Obrador ahora la anula. ¿Hasta allá llega el odio al PRD?


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