Sunday, April 04, 2010

Espejo del desierto


Espejo en el desierto

En Virikuta, en el altiplano potosino, también conocido como Desierto de Coronado, se alza un espejo más de los muchos que por todo el territorio nacional nos revelan cada día el estado de vergüenza en que se encuentra México bajo la gestión de la clase política actual y sus fuerzas del así llamado orden.
¿Qué nos muestra la agresión de policías estatales a la ceremonia de las comunidades wixárika, reunidas excepcionalmente en uno de los parajes más hermosos y significativos de Virikuta, uno de los “tanques” más agradecibles de esa tierra dura y peculiar? Los testimonios de los compañeros de Tuapurie, peregrinos sabios y constantes del desierto desde tiempos ancestrales, desnudan la procacidad, la brutalidad y el alarmante cretinismo de las instituciones gubernamentales.
En los años de panismo y su sostenida comparsa priísta, Semarnat, Profepa, pgr, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y todos los niveles del impresentable gobierno de San Luis Potosí han criminalizado, “credencializado”, vejado en sus cuerpos y sus territorios al pueblo wixárika. En su lugar de origen en las sierras de Jalisco, hace tiempo resisten una autopista turística que atravesaría y mutilaría sus tierras, manantiales y sitios sagrados.
También es su territorio el desierto. Espiritual, intermitente, milenariamente. Amenazan a Virikuta las maquiladoras, las mineras canadienses, los jitomateros espantanubes de capital yanqui, los narcos, los judiciales, los turistas irresponsables, y sobre todo el gobierno y las ong que se prestan a hacerle la segunda empujando a los indígenas y campesinos a “acuerdos” que son claudicaciones.
Agredidos igualmente son los pobladores del desierto. Campesinos, cabreros, pueblos generosos y sobrios, excelentes mexicanos, amantes de su libertad y de su tierra.
No podemos permitir que la oligofrenia neoliberal dañe o destruya Virikuta. Ni la selva de Chiapas, ni los mares de California, ni el Cerro San Xavier. En su borrachera de Centenarios y Bicentenarios, los liquidadores del país nos están insultando. ¿Quiénes se creen esos?

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