Saturday, March 06, 2010

Michiko Hamasaki pugna por dotar de actualidad artística a la caligrafía


La artista compartió el trabajo que realiza mediante la utilización de grandes pinceles

Recibo la energía del universo dentro de mí y eso me hace bailar al momento de escribir, indica
Muchos japoneses no saben leer las letras o poemas antiguos expresados de manera tradicional
Merry MacMasters
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de marzo de 2010, p. 3
Más que escribir con su enorme pincel, la artista de caligrafía japonesa (shodo), Michiko Hamasaki (Yamagata, 1942), baila con su cuerpo sobre los grandes pliegos de papel extendidos en el suelo para ese singular performance.
Esta diminuta mujer, descendiente de samurais, parece meterse en la caligrafía. Dice recibir la energía del universo dentro de mí; la transmito a la punta del pincel y me hace bailar al momento de escribir.
Hamasaki se encuentra en México, como parte de una gira que incluyó también a Honduras y El Salvador, invitada por la Fundación Japón, con motivo de las celebraciones por los 400 años de relaciones entre el país asiático y nuestra nación.
Escritura no ortodoxa
El miércoles, en el Aire Centro de Arte, instancia dirigida por Carmen Parra y Emiliano Gironella, Hamasaki dio una demostración de su trabajo con pincel grande (daijikigo) –seco pesa siete kilos y mojado 10–. Ella lo diseñó, porque tiene que ser de su estatura. La artista se presentó ayer en Plaza Loreto.
En el pasado, expresa Hamasaki, la caligrafía era una práctica para escribir (al usar signos), pero actualmente en Japón es un arte y cualquiera que lo desee puede expresarse así. Acota que hoy día en su país la mayoría de japoneses no saben leer las letras o poemas antiguos expresados en caligrafía tradicional. Por tanto, para que siga vivo el arte de la caligrafía tengo que expresarme en una forma contemporánea, artística.
La entrevistada estudió humanidades en la Universidad de Tokio, donde cursó un posgrado en artes y caligrafía.
Hamasaki también hace caligrafías tradicionales, ya que son su punto de partida para expresar mi manera de vivir en el mundo actual, que transmito por medio de mi escritura no ortodoxa.
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Aspectos del trabajo con pincel grande, durante la demostración que la artista japonesa Michiko Hamasaki ofreció el miércoles en el Aire Centro de Arte, espacio cultural dirigido por Carmen Parra y Emiliano GironellaFoto María Meléndrez Parada
–¿Desarrollar la caligrafía encierra nostalgia por el pasado?
–No. La caligrafía cuenta con grandes obras del pasado que siguen siendo grandiosas. Pero, las que se hacen hoy día son de ahora. La caligrafía está viva, vive día con día, por eso si no hacemos una caligrafía actual, no podemos expresar lo que vivimos en este momento.
Hay, no obstante, algo en común: las letras. Siempre usamos letras japonesas, entonces empleamos los mismos elementos siempre, aunque la forma de expresarlos sea diferente. Mediante la caligrafía escribimos las letras japonesas y, como no son sólo fonéticas, cada una tiene significados que tampoco han cambiado. Solamente la forma de expresar esas letras es diferente respecto del pasado y la actualidad.
Diversión y alegría
Para la artista que desde 1995 difunde su arte por el mundo, la caligrafía con letras japonesas también se puede transmitir a las personas fuera de su país, pero para que las disfruten hay que darles cierto vigor.
Si sólo muestro caligrafía tradicional, primero, no van a entender y no será divertido. Sobre todo cuando viajo fuera de Japón traigo caligrafías que pueden dar sentimientos de diversión y alegría a todas las personas.
En Japón, apunta Michiko Hamasaki, existe gran cantidad de personas que disfrutan de la práctica de la caligrafía. Algunos la cultivan como un pasatiempo, otros inclusive se dedican a ello al jubilarse.
Sin embargo, pocos, como ella, lo practican de manera profesional en forma de arte y realizan exhibiciones.

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