Tuesday, March 30, 2010

¿Grasa, joven?

 Roberto Zamarripa

  



El director de Alcoholes del gobierno municipal de Monterrey es un empleado del narco a la vez que hombre de confianza del alcalde Fernando Larrazabal. Uno de los principales informantes sobre las actividades del narco en San Pedro Garza García, municipio conurbado de Monterrey y primer lugar en Índice de Desarrollo Humano en México, es empleado del narco y hombre de confianza del alcalde, Mauricio Fernández.

En ambos casos, los alcaldes son de filiación panista. Larrazabal es fiel a la corriente conocida como Yunque, fue empleado de confianza del ex secretario de Educación Reyes Tamez, militante activo del panismo neolonés y tuvo aspiraciones para ser candidato a la gubernatura de su partido en la reciente contienda. Quiere repetir en su ambición usando de trampolín la alcaldía de Monterrey.

Fernández es un panista ortodoxo vestido de heterodoxo. Es miembro de una familia panista de raigambre que comulgó con los doctrinarios del panismo y combatió a los extremistas que ingresaron por la puerta trasera a la organización. Mauricio, un hombre millonario, ha hecho política más como provocación que por convicción. Ya ha sido alcalde, candidato a gobernador y ahora aspira, desde su cargo de gobierno, a ser candidato a la Presidencia de la República.

A la hora de la verdad, la del ejercicio del gobierno y el combate a la inseguridad, ambos han puesto en entredicho el discurso del presidente de la República, Felipe Calderón, también de filiación panista. Los dos ediles de los principales municipios de Nuevo León han optado no sólo por negociar con el narco sino por entregarle operaciones fundamentales de gobierno. En el caso de Larrazabal, el director de Alcoholes no sólo era parte del mecanismo de extorsión sino incluso de distribución de alcohol adulterado además de servir como personaje clave en la protección de antros frente a operativos y acciones de la autoridad. Fernández recibía del famoso Chico Malo información al gusto del narco y no necesariamente al gusto del alcalde, suponiendo que las informaciones fuesen para distintos gustos.

En ambos casos, Monterrey y San Pedro, fueron castigados los empleados y el empleador no recibió siquiera una amonestación.

Larrazabal alegó que los exámenes de confianza que la autoridad federal aplicó a su operador de alcoholes se los entregaron incompletos. O se castiga a quien le dio incompletos los papeles o a Larrazabal por no aceptar la recomendación explícita que esos exámenes establecían de que el sujeto era "no apto" para la función propuesta. Mauricio alegó que no sabía los pasos en los que andaba su informante, aunque sí sabía que era un delincuente. ¡Qué fresco!


Felipe Calderón lo puso en estos términos el pasado 24 de marzo durante una reunión con la Canadevi: "Me viene a ver cierto funcionario. 'Presidente, ayúdeme, por favor mande al Ejército, mande a la policía, mande a todos porque están aquí'... Tú tienes tu casa. Un día llegas en la noche, después de trabajar, y le dices a tu esposa: mi vida sabes qué, aquí en la cochera dejé entrar a dos muchachos muy simpáticos. Van a bolear los zapatos, no se van a meter con nadie, ahí me van a dar un porcentaje de las boleadas... y a los ocho días llegas cansadísimo te quieres echar un sandwich del refri y ya ves al cuate abriendo el refri comiéndose tu sandwich. Híjole qué le digo... ya ves que trae su cuerno de chivo ahí y al rato te lo encuentras en el baño a todo dar echando burbujas hasta que los encuentras en tu recámara... el cuate se está poniendo tus trajes y vete tú a saber qué otra cosa... entonces la verdad es que no los hubieras dejado entrar".

Algo más hay que exigirle a los políticos y gobernantes que quieren pasarse de listos. Si son tan ingenuos como para dejar pasar al bolero pues traigamos los zapatos sucios, qué más da.

O quizás son los que desde el presupuesto público, y no desde una finca particular, financian la caja, la grasa, los cepillos, la franela y hasta gafete para legalizar a los "boleros" como empleados públicos.


Larrazabal puso al bolero en la cantina y Mauricio lo colocó de mayordomo.

Por implicaciones menores, varios alcaldes michoacanos fueron encarcelados con acusaciones gravísimas de narcotráfico. A los panistas no se les toca. Claro, no es lo mismo La Huacana que San Pedro. Los opositores se asocian con criminales, los panistas nada más hacen malos tratos con el bolero.




tolvanera06@yahoo.com.m 

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