Wednesday, October 08, 2008

Buenos Aires y la retaliación macrista: Cómo deshacerse del díscolo

Insurrectas y Punto

"El sistema sanitario porteño está pasando por el peor momento de su historia” declaró la semana pasada el ahora ex director del Hospital Argerich. Hace 72 horas fue destituido de su cargo. Con un ardid, Macri desplazó a Spaccavento de la Dirección del Hospital

Ailín Bullentini

En desacuerdo con el hospital público que había desarrollado Donato Spaccavento, un centro de salud de alta complejidad pero que miraba hacia la comunidad, Macri lo destituyó antes de que se presentara en un concurso que hubiera ganado por peso propio. “Me quisieron sacar del medio”, consideró el ex director del Hospital Cosme Argerich, Donato Spaccavento.

Ocupó ese cargo hasta el viernes a la mañana, cuando a través de una carta el ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, le comunicó que había aceptado su renuncia, documento que había presentado dos meses atrás, en respuesta a la exigencia del propio ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, como condición previa para participar del “pseudo concurso” de renovación de autoridades en los hospitales de la Ciudad.

La aceptación llegó horas después de que el ahora ex titular del establecimiento ubicado en el barrio porteño de La Boca declarara ante cerca de mil vecinos y pacientes del hospital las “pésimas” condiciones en las que se encuentra el Argerich. “Lo que hicieron es ilegal, es una muestra de autoritarismo que caracteriza a este gobierno, que no quiere que ningún funcionario público opine diferente a ellos.”

Dos meses atrás, los directores y subdirectores de todos los hospitales públicos de la ciudad de Buenos Aires debieron presentar su curriculum vitae, acompañado de su renuncia al cargo. Ambos documentos eran las llaves para ingresar a la fase de preselección en el proceso de renovación de autoridades en los establecimientos sanitarios porteños. El estudio de los currículum estaría a cargo de un Consejo Asesor conformado por profesionales de la salud, quienes definirían las personas aptas para seguir en los roles administrativos. Luego, los nombres llegarían al responsable de la cartera sanitaria y al propio jefe de gobierno.

Sin embargo, Donato Spaccavento, hasta el viernes director del Hospital Cosme Argerich –y, hasta ahora, sólo él–, quedó descalificado del “pseudo concurso”, tal como él mismo definió al proceso de selección, antes de que el Consejo Asesor analizara sus aptitudes, entre las que figuran su desempeño como responsable de los consultorios de obstetricia de ese establecimiento hasta 2002 y, desde entonces, su labor como director. El propio Lemus aceptó su renuncia, dejándolo afuera sin explicación alguna.

No obstante, las razones de la decisión están más que claras para el ex director. “Hace dos meses que tienen mi renuncia en el escritorio. Y ya la había presentado al inicio de la nueva gestión, cuando me la negaron rotundamente. Si no me la aceptaron en el momento, y sí lo hacen ahora, justo el día después de decir lo que dije frente a tanta gente, me parece arbitrario. Suena más que me quisieron sacar del medio”, explicó ofuscado a Página 12.

La aceptación, una destitución encubierta, se dio justo en medio del proceso de selección, no bien se había conformado el Consejo Asesor, con lo cual existen pocas posibilidades de que haya sido decisión de ellos el descalificarlo.

Existe, en cambio, un detalle que, según consideró el médico, es el motivo clave de la separación de su cargo.

El jueves, cerca de mil personas se movilizaron y realizaron un abrazo simbólico al edificio del hospital de La Boca en reclamo de la grave situación que atraviesa y en apoyo a la gestión del ahora ex director. Allí denunció públicamente que hace tres semanas que están suspendidas las operaciones programadas debido a la falta de insumos: “Básicamente pedí algo tan urgentemente necesario como jeringas y gasas, elementos con las que el hospital no cuenta”.

Para el especialista en obstetricia, el sistema sanitario porteño está pasando por “el peor momento de su historia”, afirmó. Ese jueves lo dijo frente a pacientes y vecinos. “No hice más que hablar de cosas que ellos mismos dijeron, de errores que ellos mismos asumieron frente a otros directores y profesionales de la salud”, señaló en referencia a los problemas con el presupuesto destinado a los hospitales porteños.

Al respecto, explicó que la decisión de centralizar las partidas bajo el ala del Ministerio de Hacienda “fue un error que ellos mismos admitieron en un curso donde estaban las mayores personalidades de la salud. Incluso aseguraron que lo están solucionando”.

De haber participado en el concurso, los antecedentes ubicaban a Spaccavento a la cabeza para ocupar su cargo.

La aceptación de la renuncia vino a zanjar el problema que se le presentaba al gobierno de Macri. Si bien la separación del cargo lo sorprendió, Spaccavento admitió que no pidió explicaciones ni va a hacerlo. “Me parece una falta de respeto a la calidad institucional. Está claro que (la selección) es una farsa armada para poner con el dedo a quienes les conviene –sostuvo–. El jurado fue elegido a dedo, no existen veedores gremiales, ni puntaje para los concursantes. Es un mamarracho.”

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