Monday, August 25, 2008

ECUADOR: LA DERECHA ULTRA CATÓLICA ENARDECIDA

Insurrectasypunto


Ante el proyecto de nueva constitución que irá a referendo el próximo 28 de septiembre, los sectores más reaccionarios de ese país han reforzado su ofensiva mediática para contrarrestar lo que se anticipa como una probable aprobación de la carta magna.

Los argumentos y denuestos, revestidos de un halo “sentido común” de ciudadanía respetable se multiplican, al tiempo que denuncian una “violenta persecución religiosa” y agresiones verbales contra eclesiásticos y laicos católicos. Advierten acerca del peligro que representa para los 14 millones de ecuatorianos la aprobación de un proyecto que deja las puertas abiertas al aborto, la unión entre parejas del mismo sexo, y la intervención del estado en la educación. Al igual que en el proceso previo al referendo revocatorio constitucional en Venezuela en el 2007, la campaña opositora se centra en aspectos como los que otorgarían al estado poderes sobre al propiedad privada y el control sobre la vida social, política, económica y hasta cultural (??) de todos los habitantes del país.

Pero el artículo que aparentemente genera más preocupación a estos seres píos, es el Art. 66º en el cual se reconoce la inviolabilidad de la vida, pero no a partir de la concepción, sino del nacimiento. Seres píos a los cuales les tiene muy sin cuidado, la libertad de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, las miles de muertes por abortos clandestinos, las madres adolescentes que no pueden ni están en condiciones de afrontar una maternidad ni una manutención de sus hijos o hijas, desde el momento en que ni siquiera han completado su propia formación y en la mayor parte de los casos no tiene los medios para hacerlo. Justamente, el proyecto constitucional, en ese mismo artículo 66º, reconoce el derecho de las personas a tomar decisiones libres, ergo, a decidir sobre la reproducción. En ese despliegue “democrático y amplio”, esta ciudadanía católica, moral y responsable, cuestiona el artículo 67º en el cual si bien se aclara que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, abre la posibilidad de que existan otros tipos de familia, que no enumera, con lo cual posiblemente una pareja de lesbianas, podría constituir ese otro tipo de familia y de acuerdo al artículo 68º, se podría legislar para garantizar la protección del Estado y equiparar estas uniones a la del matrimonio heterosexual. Esta posibilidad genera una alarma que los pone de la cabeza y ya alertan ante las “leyes aberrantemente anticristianas” a que puede dar pie este texto.

Si se habla de la educación, los corrillos de los sectores más reaccionarios, demonizan la intervención del estado que a partir de esta constitución tendría más poder que las propias familias sobre los niños, niñas y adolescentes. La oposición en Venezuela, durante la campaña del referendo en el 2007, usaba la admonición “se cubanizará la educación” como sinónimo de captura estatal de los y las estudiantes, arrancándolos prácticamente del seno familiar para disponer de ellos y ellas.

Todas y cada una de las medidas progresistas y democráticas que garantizaría la aprobación de este proyecto de carta magna son vividas por los grupos de derecha más reaccionarios, como una amenaza a sus intereses que podrían llevar al Ecuador hacia un “abismo jurídico y moral”. Es de destacar, la especial preocupación que genera el concepto de "control popular" desde el Estado y desde la misma sociedad (art. 95º), y lógicamente el "derecho a la resistencia" y a "demandar el reconocimiento de nuevos derechos", lo cual equivale a un anticipo de un inevitable “caos social” para los sectores más recalcitrantes y conservadores. Pero hay algo muy claro, esta supuesta perturbación de lo que ellos llaman astutamente “lo moral” no es otra cosa que el pánico de que el orden social injusto e inequitativo existente se vea cuestionado y con esto se afecten sus poderosos intereses económicos y financieros apoyados en el sometimiento de la sociedad en su conjunto. Resulta hasta bizarro, leer sus impugnaciones ante todo el articulado referente a los pueblos indígenas: entienden que el mismo “impregna el proyecto constitucional de una manera demagógica y potencialmente explosiva”.

Quienes son? Que defienden? Cuál es su proyecto de país? Las respuestas son categóricas. Son el enemigo. Encarnan los poderes del capital financiero, la iglesia, el patriarcado, las oligarquías, aliados a los intereses extranjeros y defienden solo esos intereses, que no son los nuestros. Desvinculados de las necesidades populares, de las reales libertades democráticas, de las personas a quienes cotidianamente les vulneran sus derechos.

Del otro lado estamos quienes luchamos por una sociedad más justa, que de respuesta a las necesidades, que respete los derechos humanos. Estamos los movimientos sociales, las mujeres, los grupos de activistas LGBT, los y las jóvenes, los y las campesinas, intelectuales, militantes indígenas. Mientras la derecha se maneja por los medios, que es lo que conoce y sobre lo que tiene poder, las organizaciones populares también deben salir a la calle y convocar a que salga cada vez más gente.

Esta lucha se libra en los medios pero fundamentalmente en la calle, en los barrios, activando y no deteniéndose. Es necesaria la organización y la estrategia para llegar a todos los sectores que se verán beneficiados con la aprobación del proyecto. Es mucho lo que se juega y cada pequeño o gran espacio que se gana, es algo que pierden ellos. Esta es una de las imperdibles e infrecuentes oportunidades de avanzar que se nos presentan. Ni un paso atrás.

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